El viento, la nieve, las heladas, el granizo y la lluvia afectan de manera negativa a su estructura así como al agua que contiene, que se llena de suciedad, polvo y hojas secas.
¿Cuáles son las consecuencias de la lluvia en la piscina?
La lluvia invernal, unida al viento, ensucia y enturbia el agua de nuestra piscina, llenándola de piedrecitas, hojas secas y tierra. En su superficie se crea una capa de polvo y suciedad que perjudica seriamente la calidad del agua, amén de que la arenilla puede deteriorar la superficie del fondo, donde se acumula.
La aparición de líquenes sobre las baldosas es otra de las consecuencias. La lluvia favorece la proliferación de algas, que le dará un tono verde al agua. Cuando el agua de la lluvia entra en contacto con el agua de la piscina, el pH y el cloro de la misma se alteran, lo que ayuda a que aparezcan hongos y bacterias que atacarán nuestra piscina.
Por si esto fuera poco, el agua de la lluvia suele estar menos fría que el de la piscina, por lo que se produce un contraste entre la temperatura de una y otra, lo que también altera los niveles normales de la piscina. Además, si llueve mucho, puede ocurrir que el nivel del agua aumente considerablemente, rebosando.
¿Qué debemos hacer cuando llueva?
Si tenemos una piscina, lo mejor para protegerla es cubrirla durante la estación invernal. De este modo evitaremos que las inclemencias meteorológicas alteren la calidad del agua. Además, su limpieza, cuando llegue la temporada del baño, no será tan laboriosa.
Si no contamos con cubierta para proteger la piscina, siempre podemos seguir estos consejos cada vez que llueva.
Si ha subido mucho el nivel del agua, tendremos que bajarlo, vaciando un poco la piscina.
Después sacaremos, con la ayuda del recogehojas, las hojas, insectos y restos de tierra que podamos. Si tenemos un barrefondo, sería aconsejable que lo empleáramos para limpiar el fondo y las paredes de la piscina. De este modo, evitaremos que la suciedad acumulada sobre estas zonas favorezca el crecimiento de líquenes y demás organismos.
También tendremos que limpiar las bocas de succión (o skimmers) con los que cuenta la piscina.
Por último, es recomendable que analicemos los valores de pH y cloro del agua, por si fuese ajustarlos nuevamente.
Aunque no vayamos a usar la piscina durante todo ese tiempo, es bueno que nos habituemos a esta rutina cada vez que el tiempo altere el la calidad del agua. De este modo, evitaremos que esta se deteriore demasiado y la preservaremos de manera correcta hasta el verano.