¿Y cuáles son, por tanto, las instalaciones que debe incorporar una piscina para cumplir con estas condiciones óptimas de higiene?
La ducha es uno de los elementos imprescindibles por los que deben pasar todos los bañistas tanto antes de entrar a la piscina –para eliminar restos de sudor o sustancias contaminantes- como al salir de ella –para proteger la piel y el cabello de los productos químicos que se pueden adherir-.
Existen diferentes tipos de duchas, aunque las más frecuentes y mejor valoradas suelen ser:
- Solares: Presenta la ventaja de que no requiere estar conectada a la corriente eléctrica para producir agua caliente –sólo necesita una conexión a una manguera estándar-. Igualmente, la temperatura del agua puede estabilizarse gracias a un regulador tradicional.
- Túnel de ducha: Se presenta como un arco con varios rociadores que facilitan una limpieza del cuerpo mejor y más rápida. Se suelen situar junto a las escaleras de acceso al vaso, en una zona de paso obligado, y pueden ser de apertura manual o automáticas –y rociar al usuario cuando pase por el arco sin que éste tenga que activar ningún mecanismo-.
Foto de De Felma
También existe una amplia gama de modelos de duchas especiales para pies o lavapiés gracias a los que es posible realizar una limpieza más intensa de esta parte del cuerpo –que es, además, la más sensible a las infecciones y la principal portadora de hongos o bacterias especialmente contagiosos-.
Entre los más populares se encuentra:
- Lavapiés integrado o independiente de la ducha completa
- Pediluvio: Se puede presentar de diferentes formas, pero lo más frecuente es que se trate de una especie de surco alrededor de la piscina o de un dispositivo por el que debe pasarse obligatoriamente antes de acceder al vaso y que limpia los pies en profundidad.
- Nebulizador desinfectante eléctrico: Se conecta a cualquier toma de corriente y garantiza la mayor desinfección de los pies –incluso cuando estos portan algún tipo de calzado especial para piscinas- de forma rápida y sencilla.