En este artículo te contamos cuáles son sus características y funciones, qué ventajas tiene su uso, cuál es el tipo de mantenimiento adecuado que exigen y cuántos tipos de cobertores podemos encontrar en el mercado.
La manta térmica está fabricada con un material plástico y contiene distintas bolsas de aire o burbujas que entran en contacto con la superficie del agua. Como el propio nombre indica, su principal finalidad es la de evitar la pérdida de calor en el agua, elevar la temperatura y mantenerla caliente durante largos períodos de tiempo.
La función térmica solo es posible porque las bolsas de aire impiden que el agua se evapore, razón principal que hace que la piscina pierda calor. Por eso, su uso está indicado principalmente en piscinas que cuentan con un sistema de climatización del agua procedente de energía solar, eléctrica, así como de otras fuentes de calor como el gas o la leña.
Según algunos estudios, la manta térmica retiene hasta el 80 % del calor en las piscinas climatizadas y ayuda a mantener el agua a temperatura ambiente en aquellas instalaciones en las que apenas incide el sol y no cuentan con un sistema de climatización.
¿Qué ventajas tiene el uso de la manta térmica?
Además de mantener el agua caliente, la manta térmica tiene otras ventajas, a saber:
Limpieza
La manta reduce la cantidad de suciedad que entra en contacto con el agua. Tierra, piedras, hojas y ramas se quedan en su superficie e impiden que entren en la piscina. De este modo, es posible que tanto tú como su familia y amigos puedan disfrutar de una piscina más limpia y saludable.
Ahorra tiempo en su limpieza
Ya que la manta impide que la suciedad caiga en el agua, va a necesitar mucho menos tiempo para limpiarla. Usar el recogehojas, eliminar la suciedad de las paredes y llevar a cabo todo el proceso de limpieza es largo y trabajoso. Por ello, si emplea esta manta puede reducir la frecuencia con la que realiza este trabajo y dedicar ese tiempo a otras actividades más placenteras.
Reduce el uso de productos químicos
Además de ahorrar tiempo, con el uso de la manta térmica reduce la cantidad de productos químicos necesarios para mantener el agua limpia. Como se evapora menos agua, la cantidad que necesita es menor; las cantidades de cloro y de alguicida también disminuyen, lo que repercutirá en su bolsillo.
Ahorra energía
Con independencia del tipo de climatización que haya elegido, con la manta térmica ahorrará energía, pues no se pierde calor y es más fácil mantener la temperatura del agua.
Ahorra agua
Como la manta evitas que el agua se evapore, la mantendrá en los niveles ideales durante más tiempo y tendrá que rellenarla en menos ocasiones. En poco tiempo notará una reducción en su factura mensual.
Reduce la presencia de algas
La manta térmica minimiza la incidencia del solo en el agua, lo que favorece que las algas no proliferen. De este modo, el agua turbia o verde, con suelos y paredes resbaladizos por la presencia de algas, ya no será un problema.
Fácil mantenimiento
La manta térmica es ligera y fácil de colocar. Puede doblarse, colocarse y retirarse de la piscina con facilidad. Lo único que debe saber es que no aguanta ningún tipo de peso y que no debe ser manipulada por los niños.
No necesita instalación
A diferencia de otras cubiertas, la manta térmica no precisa de instalación por parte de ningún profesional. Basta con comprar una manta del tamaño adecuado a la piscina y colocarla sobre su superficie.
¿Qué tipo de cuidados requiere?
Como cualquier otro accesorio, una manta exige una serie de cuidados para su mantenimiento. Debe ser doblada y enrollada de manera correcta, con las bolsas de aire por dentro, y protegida convenientemente del sol, ya que retiene con facilidad el calor y el calentamiento del material fuera del agua puede deteriorar la propia manta.
Cuando se hace un tratamiento de choque en la piscina, es necesario retirarla y que no esté en contacto con el agua durante unas doce horas. El nivel de cloro tampoco puede sobrepasar 1,3 ppm (partes por millón) para que no dañe el material de la manta.
Otro consejo importante: nunca hagas explotar las burbujas o bolsas de aire, porque si no, no podrán cumplir con su principal función. Y en cuanto a su limpieza, emplea siempre detergente neutro.
¿Qué tipos de cobertores podemos encontrar en el mercado además de la manta térmica?
Cobertor de protección
Este tipo de cubierta está indicado para personas que tienen niños o animales en casa y que necesitan una protección extra para evitar accidentes y ahogamientos. Un cobertor soporta generalmente hasta 50 kilos. Su fijación está realizada con un trazado que disipa la fuerza del centro. De este modo, su instalación precisa de ganchos, cuerdas y brocas.
Otra gran ventaja es que, además de prevenir accidentes, evita que los restos de suciedad, como hojas, piedras y ramas, acaben en el agua. Por si todo ello no fuera suficiente, reduce hasta en un 50 % el uso de productos químicos que se emplean en la limpieza y mantenimiento de la piscina.
Pero este tipo de cubierta también cuenta con un gran inconveniente: es extremadamente pesada y difícil de manipular.
Cobertor de lona
Su principal función es impedir que la suciedad caiga en el agua. Se usa mucho en piscinas localizadas en áreas abiertas que están próximas a árboles, ya que evitan que las hojas acaben en el agua. Es preciso tener cuidado para no confundirla con un cobertor, puesto que la lona no soporta pesos elevados, por lo que no protege de caídas.
Ahora que ya sabes cuáles son las características y funciones de la manta térmica, cuándo debes utilizarla, sus principales ventajas, que tipo de cuidados requiere y qué tipo de cobertores podemos encontrar en el mercado, ¿por qué no eliges una para tu piscina? Busca una empresa con experiencia y pídele presupuesto sin compromiso.