El secreto de su éxito reside en las propiedades de la tierra de diatomeas que se dispone en el filtro, proveniente de la descomposición de este tipo de algas marinas. El tamaño de los granos del fósil es inferior que el de los filtros de arena, además de contener un alto grado de porosidad que resulta excelente para el ejercicio de la filtración. El principal inconveniente reside en el hecho de que, una vez agotada dicha porosidad, la arena de diatomeas ha de ser sustituida por una nueva, por lo que deben realizarse constantes y delicadas operaciones de cambio. Si bien es cierto que el filtro de diatomeas otorga al agua un aspecto brillante, éste requiere necesariamente de un mantenimiento continuado.
La primera empresa del sector de la piscina que, en los años 60, decidió experimentar con este tipo de algas fósiles fue Culligan. En la actualidad, dicha compañía propone entre su amplio catálogo de productos un filtro bautizado bajo el nombre de Hydro-Cleer. Este servicio incorpora junto al empleo de diatomeas el uso de velas de autolimpieza, que conformadas por una serie de muelles de acero inoxidable funcionan como soporte de las tareas de mantenimiento de la piscina. A través de esta técnica, el agua atraviesa la capa de diatomeas del filtro y sale completamente limpia y desinfectada para volver a ser añadida a la pileta. Una vez apagada la bomba, el sistema patentado por Culligan permite que las velas se destensen y eliminen las diatomeas sucias, depositándolas sobre el fondo del filtro para ser posteriormente descargadas.
Trabajar con grandes cantidades de agua pero a un bajo ritmo de velocidad de filtrado es posible gracias a este sistema, que reduce considerablemente el consumo eléctrico. Otra de las ventajas de filtrar mediante el uso de diatomeas es que éstas tienen un coste mucho menor que el de la arena, además de ocupar menos espacio y no requerir el uso de floculantes químicos. El empleo de cloro en la pileta disminuye notablemente, ya que la mayor parte de las sustancias residuales del agua quedan atrapadas por el filtro. Los resultados obtenidos, que aportan brillo y luminosidad al agua, difícilmente puede ser comparados con los adquiridos en aquellas piscinas que tienen instalados filtros de arena.