Tener una piscina en casa es un lujo muy fácil de disfrutar y en ocasiones muy difícil de mantener. El mal tiempo, la lluvia u otro tipo de agentes externos como las hojas o los insectos pueden convertir la instalación en un lugar poco atractivo a ojos del bañista. Además de la gran inversión de tiempo, esfuerzo y dinero que supone el tener que cuidar al detalle todos los aspectos de higiene y limpieza de la piscina.
En ocasiones, debido a los desbalances químicos que sufre el agua o a las pequeñas partículas que flotan en ella, ésta se ensucia y presenta un aspecto desagradable e incómodo para el baño. Diagnosticar rápidamente el problema y realizar los pasos adecuados son las mejores soluciones para solventar en poco tiempo los problemas del agua turbia.
Dureza y pH, dos valores a tener en cuenta
El aspecto lechoso que presentan las piscinas con el agua enturbiada es muy poco apetecible para el baño. La transparencia y la cristalinidad que tanto atrae de las piletas en buen estado de limpieza desaparece, danto lugar a un líquido de color grisáceo que impide que se vea el fondo de la piscina.
No actuar con rapidez y alargar esta situación durante más tiempo del previsto puede acarrear problemas mayores para la futura limpieza del agua. Del mismo modo, el estancamiento de la suciedad de forma prolongada puede ser muy perjudicial para la higiene y para la salud del bañista.
Por este motivo, es fundamental identificar y señalar detalladamente cuáles son los verdaderos focos químicos que han provocado el tan molesto enturbiamiento del agua. El coeficiente del pH y la dureza del agua, que señala la cantidad de calcio que presenta el líquido, configuran dos de las razones más importantes para que la piscina cambie su carácter transparente por un color opaco y grisáceo.
Primer paso: el análisis del agua
De la variabilidad y la inestabilidad de estos agentes químicos deriva la importancia de realizar un análisis previo del nivel de cloro, la alcalinidad, el pH y la dureza que tiene la piscina. Ésta constituye la única forma fiable de saber a ciencia cierta si los niveles de los elementos indicados son los adecuados.
El valor del pH del agua debe estar comprendido entre el 7,2 y el 7,6, mientras que el cloro no puede superar los 1,2 miligramos por litro. En cuanto a la dureza del agua se refiere, esta debe rondar entre las 200 y las 300 partes por millón. Por el contrario, la alcalinidad del agua no puede ser superior a las 120 partes por millón ni inferior a las 90.
¿Qué ocurre si todos los niveles son correctos?
Si tras la ejecución del test pertinente comprobamos que los valores analizados son los correctos, el origen del problema del agua enturbiada puede proceder de las partículas finas que se encuentran suspendidas en la piscina.
En este caso, el procedimiento a seguir para solventar la suciedad del agua pasa por aumentar las horas de filtración o realizar una limpieza exhaustiva del filtro de la piscina. Es fundamental seguir al pie de la letra las instrucciones que indica el fabricante, ya que en función de sus características el problema puede recaer en uno u otro punto. Además, cabe recordar que el filtro debe funcionar durante al menos de 8 a 12 horas cuando la piscina esté en uso.
Una de las recomendaciones básicas en relación al sistema de filtrado es no realizar el retrolavado con mucha frecuencia. En ocasiones, sobre todo cuando nos encontramos ante filtros de arena, puede ocurrir que éste haya perdido sus partículas finas. El sistema acumula en su bandeja los restos de suciedad, que bajo la presión que ejercen en el agua ayudan a favorecer el proceso de limpieza. Es posible que sea necesario un cambio de la arena del filtro para eliminar la suciedad permanente de la piscina.
Clarificador para remover las partículas finas
Ante la tan molesta persistencia del agua enturbiada, el siguiente paso a llevar a cabo consiste en el uso de un clarificador que ayude a remover las partículas finas. Puesto que el aumento de las horas de filtración no ha dado el resultado esperado, este producto puede ayudar definitivamente a aclarar el agua.
No obstante, debe tenerse en cuenta que un exceso o un abuso del clarificador es altamente contraproducente para la limpieza de la piscina, ya que las partículas pueden llegar a repelerse en lugar de agruparse para ser filtradas. Por este motivo es tan importante controlar las cantidades adecuadas que deben verterse sobre la pileta.
Floculante en tableta si el problema persiste
Si no conseguimos erradicar el agua enturbiada, es necesario recurrir al uso de floculantes, que ayudan a aumentar el tamaño de las partículas en suspensión y provocan que éstas decaigan progresivamente hasta el fondo de la piscina. Combinado con la ayuda de un limpiafondos, la eliminación de este tipo de suciedad resulta mucho más efectiva.
Utilizados en forma de pastillas o tabletas, los floculantes mejoran considerablemente el sistema de filtrado. No obstante, como ocurre con los clarificadores, también puede producirse un exceso en el uso de este producto. En este caso, la recomendación básica pasa por detener el sistema de filtrado durante toda la noche y proceder a la posterior aspiración del fondo de la piscina, repitiendo esta acción las veces que sea necesario.