Su instalación, por norma general, consiste en diversas fases.
El primer día el trabajo se centra en la excavación del lugar donde irá ubicada y en la realización de la solera de arena compactada.
Durante el segundo día tendrá lugar la llegada de nuestra piscina de fibra, momento en el que se descarga y se coloca en la ubicación que previamente se ha elegido. No menos importante será nivelarla para obtener un resultado final óptimo.
El tercer día concierne a la instalación del equipo de filtración y la instalación hidráulica. Una vez realizada se procede a llenar de agua la piscina al mismo tiempo que se rellenan los laterales exteriores de la piscina con tierra. Se hacen al mismo tiempo para que las paredes de las piscinas no sufran ninguna deformación debido a las presiones.
El proceso de instalación de este tipo de piscinas suele oscilar entre tres o cuatro días.
El mantenimiento de las piscinas de fibra es muy sencillo gracias a sus paredes lisas y no porosas pues no se necesita de desincrustantes ni de limpiadores especiales. Basta con un simple cepillado en las paredes para mantener a raya la suciedad.
Manteniendo los niveles de pH óptimos así como el cloro y realizando la filtración cada ocho horas, el agua de la piscina estará en excelentes condiciones junto con un limpiafondos automático.
No se recomienda echar directamente cloro en grano o en pastillas ya que son productos abrasivos y pueden afectar a los colores. Es mejor el cloro líquido pero siempre con la filtración en marcha. Si la adición de este tipo de cloro es con la filtración parada puede haber deposiciones en algunas zonas y afectar al color.
Es importante recordar, para finalizar, que en el mercado existen otros sistemas de desinfección del agua menos agresivos para nuestra piscina y sus usuarios, por ejemplo: los cloradores salinos, por UV, ozono, etc.