Cuando se habla de vacaciones nadie repara en gastos. Podría parecer fruto de una frase hecha, pero lo cierto es que tanto el sector turístico como el de los touroperadores han experimentado en los últimos años un crecimiento más que espectacular. Por este motivo, el número de agentes que en la actualidad invierten en este tipo de negocio está en continuo aumento, ofreciendo propuestas cada vez más singulares y originales.
Las ofertas suelen ser siempre variadas y heterogéneas, pero cuando en un mismo viaje intentan combinarse el relax, la diversión, el ocio, el confort y el tan codiciado buen precio, la elección pasa inexorablemente por el crucero.
De ahí que más de 12 millones de personas en todo el mundo opten cada año por pasar sus vacaciones sobre este tipo de embarcaciones, convertidas en verdaderos hoteles de cinco estrellas flotantes.
El principal desafío que presenta el crucero recae en cómo ofrecerle al cliente un muy variado abanico de actividades de ocio, a cada cual más exclusiva, con el objetivo de convertir el viaje a bordo en una experiencia única e inolvidable. En esta ardua competición de ofertas, MSC Cruceros ha obtenido el primer puesto en cuanto a audacia y originalidad se refiere, sobre todo después de instalar en la decimotercera nave de su flota a Vertigo, el tobogán acuático más largo de todos los tiempos.
Puesta en marcha en Génova durante la primavera del 2013, la embarcación MSC Preziosa ha ganado en popularidad gracias al parque acuático que lleva alojado en la parte más alta de la nave. Bajo el nombre de Doremi Castle, esta atracción turística incorpora un tobogán de caída libre de 120 metros, el más grande de estas características nunca antes construido sobre un crucero.
El nombre bajo el que ha sido bautizado el aparato hace honor y referencia a los 60 metros de altura que en su punto más elevado separan al bañista del final del descenso. Una distancia de vértigo que ofrece a los huéspedes un lanzamiento a toda velocidad, plagado de vueltas y construido con giros que apuntan directamente al vacío.
Y por si a estas alturas la adrenalina fuera poca, el tobogán incorpora a su conjunto un último elemento de riesgo: la estructura de todo este tramo es transparente, permitiendo al bañista divisar el agua del mar por debajo de sus pies. Además, el resto del esqueleto del tobogán está pintado con rayas de colores que, gracias a la velocidad de la bajada, recrean increíbles efectos estroboscópicos.
El parque acuático también ofrece entretenimiento para aquellos huéspedes menos temerarios, incorporando toboganes más pequeños, diversos juegos y zonas de agua adaptadas a todos los niveles con pulverizadores y chorros que aparecen por sorpresa. Toda una gran variedad de atracciones que convierten al Doremi Castle en una instalación muy competente y sin nada que envidiar a los tradicionales y terrenales parques acuáticos.
La empresa italiana Piscine Castiglione y su división comercial Acquaparchi & Scivoli han llevado a cabo la construcción de toda la estructura, basada principalmente en la fibra de vidrio. Para ello se han centrado en una nueva tecnología bautizada como RTM (Resin Transfer Moulding), que sustituye la tradicional producción de este material mediante aerosol.
Este novedoso método utiliza moldes para inyectar la resina, un procedimiento que mejora en gran medida la calidad del producto final, convirtiéndolo en un material más robusto y creando una superficie lisa tanto en el interior como en el exterior del canal. De esta forma se garantiza que el deslizamiento sea más cómodo y confortable, sin renunciar en ningún caso al aspecto estético del tobogán.
