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Piscinas terapéuticas: lo mejor para la rehabilitación

El agua provoca una sensación de gravedad menor que la que nos afecta en el exterior, facilitando así el proceso de recuperación de las lesiones físicas. Se trata de una de las técnicas más utilizadas por los centros que realizan este tipo de tratamientos.

9 sep 2013 en Consejos para tu piscina - Lectura: min.

piscinas
Foto: Dal Film Cocoon 1985

Las instalaciones acuáticas configuran a día de hoy un medio único e imprescindible para la recuperación de muchos pacientes que han sufrido lesiones físicas o musculares. Gracias a sus propiedades, el agua provoca una sensación de gravedad menor que la que nos concierne en el exterior, por lo que el proceso de curación se facilita y en muchos casos se acelera.

La rehabilitación en la piscina se ha convertido en una de las técnicas más recurridas por los centros que realizan este tipo de tratamientos. De esta forma, las piletas adquieren una serie de modificaciones estructurales que facilitan en gran medida la realización de los ejercicios destinados a la recuperación física. Recobrar la movilidad o aumentar el nivel de energía muscular del paciente forman parte de los objetivos de estas particulares instalaciones.

¿Por qué el agua es útil para la rehabilitación?

Existen dos propiedades físicas del agua que son consideradas como fundamentales para la realización de ejercicios de recuperación: la disminución de la gravedad cuando el paciente está dentro de la piscina y la viscosidad que presenta el líquido.

Cuando la rehabilitación pasa por el trabajo de articulaciones, cuyo objetivo principal es recuperar la máxima movilidad posible, el agua se convierte en un elemento esencial para disminuir la descarga de peso. De esta forma, la flotabilidad que se experimenta en la piscina permite realizar el mismo trabajo que se llevaría a cabo fuera del agua pero con una fuerza menor sobre la parte del cuerpo lesionada.

Como bien explica Piotr Zborowski, Fisioterapeuta del equipo de especialistas del centro Isokinetic de Roma, “las piscinas de rehabilitación son muy beneficiosas porque al realizarse los ejercicios en agua caliente el paciente se relaja y pierde el miedo”. Este grupo médico de referencia internacional, que ha sido galardonado por la FIFA como Centro Médico de Excelencia, tiene sedes repartidas por las principales ciudades italianas y cuenta con una delegación en el corazón de Londres.

En este tipo de rehabilitaciones, la flotabilidad constituye el principal apoyo de las articulaciones, reduciendo en un 40% la descarga del peso corporal si la persona está sumergida hasta el nivel del pecho. Gracias a las propiedades naturales de flotabilidad que presenta el agua,  como comenta Piotr, “se reduce la tensión y se elimina el estrés de las articulaciones, que es lo más importante para la recuperación y para poder trabajar sin ningún tipo de carga sobre el cuerpo”.

La viscosidad del agua, otra propiedad indispensable

Si bien la flotabilidad reduce la presión a la que está sometida el organismo fuera de la piscina, la viscosidad del agua produce resistencia. Consiste en la fricción que tiene lugar con el contacto del líquido cuando estamos en movimiento dentro de la pileta. De este modo, en función del peso, del volumen o de la velocidad con la que se realice el ejercicio, esta resistencia variará y será más o menos beneficiosa para la lesión que se quiera corregir.

Dadas las circunstancias, una de las mejores opciones a realizar es empezar por los ejercicios destinados a la flotabilidad y proseguir con la terapia dedicada a la resistencia del cuerpo. Ésta puede ser controlada por el propio paciente, con lo que los movimientos estarán siempre ajustados a las capacidades del momento. Cuanto más profunda sea la realización del ejercicio, mayor resistencia soportará el cuerpo del individuo.

Asientos y escalones para las piscinas de terapia

Una de las principales características de este tipo de piletas es que gracias a su composición el agua se sitúa a la altura del pecho, lo que facilita en gran medida la realización de ejercicios destinados a la recuperación física. Se trata de piscinas de estructura independiente y que pueden ubicarse en cualquier lugar, aunque es fundamental tener en cuenta cuál es la profundidad o la altura de pared que se adecua mejor al tipo de lesión que queremos tratar, cuya distancia suele oscilar entre 1 metro o 1,5 metros en relación con el fondo.

A diferencia de una piscina convencional, las piletas terapéuticas incluyen en su estructura la incorporación de asientos o escalones que facilitan en gran medida la consecución del tratamiento. Además, cabe la posibilidad de añadir cintas especiales que ayuden al paciente a caminar o correr sin la necesidad de poner más presión sobre las articulaciones afectadas.

Materiales flotantes para mejorar la recuperación

“Aunque varia en cada caso y en función de la lesión, para la realización de terapias acuáticas solemos usar tablas flotantes o salvavidas de diferentes medidas.” Tal y como nos explica Piotr, este tipo de productos “ayudan a mejorar la flotabilidad del paciente y a reducir la presión sobre la zona afectada”, por lo que se convierten en indispensables dentro del área de rehabilitación.

A estos artículos anteriormente citados, pueden añadírseles otros materiales que conjugan a la perfección con este tipo de natación terapéutica. Es el caso de las barras de flotación o bastones flotantes, que gracias a su estructura ayudan a trabajar la suspensión, la propulsión y el equilibrio dentro del agua.

Pueden utilizarse tanto entre los brazos como entre las piernas, además de funcionar a la perfección detrás del cuello para mejorar la posición de espalda. Un sinfín de opciones que aumentan considerablemente el número de ejercicios destinados a la rehabilitación física.

¿Qué lesiones pueden tratarse?

“Desde fracturas de hueso, lesiones musculares, patologías de tipo ortopédico y  neuronal hasta problemas de espalda o molestias articulares.” Este es el amplio abanico de posibilidades rehabilitadoras que nos plantea Piotr en el ámbito de la piscina terapéutica.  Una colección de dolencias susceptibles al tratamiento que abarcan desde simples debilidades musculares hasta problemas congénitos de mayor envergadura.

No obstante, como ocurre con otro tipo de terapias, no siempre las piscinas rehabilitadoras son la mejor opción para solventar los problemas de salud que puede tener el paciente. Entre las principales contraindicaciones encontramos la existencia de hipertensión, asma o epilepsia, así como la presencia de heridas cutáneas abiertas. En último caso es el equipo médico el que debe diagnosticar y seleccionar la terapia más adecuada para cada paciente. 

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Comentarios (1)

  • Alejandra Romero

    Me parece un artículo muy bien explicado, sobre todo para las personas que realmente necesitamos de estás terapias. Pero en México dónde podemos encontrar lugares dónde den estás terapias?

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