Una de las mejores formas de conseguir un entorno natural para la piscina es combinar rocas o piedra –natural o artificial- con diferentes tipos de plantas, árboles y arbustos, siempre de acuerdo con las posibilidades que brinde cada espacio y el efecto que se quiera lograr.
De hecho, es una opción que puede elegirse aún cuando no se disponga de un jardín muy amplio. En estos casos, cabe la posibilidad de mezclar grava y rocas artificiales de tamaño mediano –que pueden encontrarse en tiendas especializadas- con pequeños arbustos o especies perennes que se adapten bien a las zonas húmedas.
Foto de Piscinas y Gunitados Construma
Otra de las opciones pasa, por ejemplo, por instalar piscinas de arena, es decir, aquellas que presentan un borde de arena compactada y que imitan a las playas tradicionales. Además, resultan especialmente prácticas cuando hay niños o personas con movilidad reducida ya que facilitan el acceso al vaso y se evitan accidentes.
Foto de Ai Pool Water Systems
Y tanto si se dispone de una piscina de arena como si no, si se quiere llevar más lejos la ambientación natural del entorno y se dispone de espacio suficiente se pueden aplicar los criterios del feng shui para el jardín.
Según esta ciencia, en general, lo ideal es equilibrar plantas de más altura, con otras más pequeñas y las áreas despejadas con otras en las que haya acumulación de especies. Además, conviene que estén presentes el pino o el bambú –símbolos de nobleza y longevidad- y algún árbol frutal –aportan fortuna y vitalidad-.