De manera innata, la diversidad forma parte de la figura del hombre como miembro de la colectividad. Sin embargo, en la actualidad son muchos los apéndices que dificultan el poder de la tolerancia por la diferencia. Diariamente nos dirigimos a nuestros puestos de trabajo utilizando el transporte público, trasladándonos a pie o sirviéndonos de una silla de ruedas. La función, en definitiva, sigue siendo la misma. Por lo que no debería existir discriminación posible entre aquellas personas que presentan capacidades o incapacidades diversas.
En el ámbito del ocio, los elevadores de piscinas para personas con discapacidad se han convertido en uno de los mayores avances en la eliminación de barreras arquitectónicas. Su ductilidad, su viabilidad y su versatilidad, en cuanto a modelos y sistemas se refiere, convierten a esta nueva tecnología en una herramienta imprescindible para la igualdad de oportunidades.
La autonomía de los ascensores hidráulicos
Para facilitar el acceso a la piscina de personas con movilidad reducida, los elevadores hidráulicos se presentan como una opción idónea en materia de desplazamiento. En el año 2008, los resultados de la Encuesta de Discapacidad, Autonomía Personal y situaciones de Dependencia (EDAD) revelaban que por aquél entonces 1,39 millones de personas no podían realizar alguna de las actividades básicas y diarias sin ayuda, por lo que su situación limitaba considerablemente las posibilidades de vivir en sociedad y en igualdad de oportunidades. Esta técnica resuelve en gran medida el libre acceso de las personas con discapacidad a las instalaciones de agua, una opción más que acertada en la construcción de piscinas de uso público o privado.
Elevadores portátiles y fijos
En función de las características que presenta cada pila, los elevadores pueden ser portátiles o fijos. Mientras los primeros otorgan una mayor facilidad de transporte y montaje, ya que se colocan en el momento en el que se necesitan, los elevadores fijos se ajustan a todos los tipos de piscina, incluidas aquellas que no presentan características desbordantes. De esta forma, incorporan en su montaje brazos de anclaje telescópicos que pueden adaptarse a cualquier modelo de rebosadero.
La autonomía del individuo constituye una de las principales bazas de estos sistemas. Cabe añadir que en el caso de los elevadores portátiles y no anclados permanentemente al borde de la piscina éstos pueden ser compartidos entre las pilas de una misma instalación.
Libertad y seguridad en el desplazamiento
Los elevadores hidráulicos para piscinas aprovechan la propia presión del agua de red para su funcionamiento. Constan de una silla, un mástil principal y un pistón, que configura la pieza esencial para facilitar el desplazamiento. De esta forma, el elevador puede ejecutar tanto movimientos verticales como de rotación, mejorando en gran medida la accesibilidad de la persona con discapacidad a la pila. El ángulo de giro del elevador puede variar en función de la marca, aunque en la mayor parte de los casos ronda los 150º y soporta un máximo de peso de alrededor de 140 kg.
Para mejorar la seguridad del aparato, la mayor parte de las sillas incorporan reposapiés rígidos. Además, en el caso de los elevadores portátiles, existen muchos modelos que permiten el traslado del vestuario al borde de la piscina con máxima garantía de equilibrio, ya que la disposición de las ruedas evita que se produzcan oscilaciones durante el traslado.
Sillas anfibias y rampas abren las puertas a la integración
Los ascensores acuáticos constituyen uno de los métodos de accesibilidad para personas con discapacidad más utilizados en el ámbito de las piscinas. No requieren la realización de obras y reflejan gran facilidad en su transporte, aunque no son la única baza disponible en materia de eliminación de barreras arquitectónicas dentro de la comunidad. Las rampas constituyen uno de los métodos más tradicionales a la hora de favorecer la inclusión de las personas con movilidad reducida, entre las que también pueden incluirse personas mayores o mujeres embarazadas.
En este sentido, como argumenta Ivette Álvarez, titulada en Educación Especial e instructora de Ratio (Asociación Juvenil de Ocio Pro Personas con Discapacidad Intelectual), “garantizar la accesibilidad universal de las personas con discapacidad es fundamental para mejorar su integración en la sociedad”. Esta organización, que durante los meses de verano realiza salidas de ocio semanales bajo la supervisión de monitores, debe planificar con antelación si las instalaciones que van a utilizar en sus salidas cuentan con las facilidades de acceso necesarias, entre las que se encuentran los elevadores de piscinas.
“En muchas ocasiones, al no ser obligatoria la instalación de ascensores acuáticos, su mantenimiento no es el adecuado”, explica Ivette. No obstante, “la presencia de elevadores hidráulicos o de sillas anfibias facilita el acceso universal de las personas con movilidad reducida”.
Este tipo de asientos, que pueden ser utilizados tanto en la playa como en la piscina, flotan con el usuario a bordo, por lo que la movilidad de la silla al agua o de la silla a la arena es mucho más fácil. La altura del asiento, que es inferior a la de la silla de ruedas, ayuda en la transferencia de la persona con discapacidad, además de convertirse en una herramienta muy confortable tanto en el agua como en tierra. En las piscinas que cuentan con desniveles o rampas, este tipo de aparatos se convierten en instrumentos de trabajo indispensables para garantizar la equidad y el derecho a la integración social.