El invernaje de la piscina es un tratamiento muy importante para poder disfrutar del baño durante los meses de verano. De hecho, mucho de los problemas que pueden surgir durante la temporada de baño tienen su origen en un mal mantenimiento de las instalaciones durante los meses de inactividad. De ahí que esta tarea sea tan destacada.
Los problemas a los que tendremos que hacer frente en verano si no hemos realizado un correcto invernaje son los siguientes:
- Incrustaciones. Es un problema frecuente en zonas con aguas duras. Para reducir la dureza del agua tendremos que aplicar un reductor de dureza.
- Agua verde o turbia. El agua verde indica la presencia de algas, por lo que habrá que echar alguicida al agua para acabar con ellas. En cuanto al agua turbia, esta puede deberse a que haya restos de suciedad en el agua, bien porque no hayamos procedido a retirar restos de hoja y polvo de la superficie, bien porque el filtro no funcione adecuadamente. En este último caso, habrá que cambiar el filtro. El agua turbia también puede ser indicativo de que el pH es elevado. Así que es importante revisar los niveles del pH del agua y verificar la alcalinidad.
- Manchas en las paredes. Son restos de algas, bacterias, hongos y demás microrganismos que se quedan adheridos a estas superficies. Es algo habitual si no hemos realizado un invernaje. La única solución posible será vaciar la piscina y limpiar a conciencia las paredes y el fondo. Podemos vaciarla abriendo el desagüe o con una bomba de vaciado. Esto último es lo más aconsejable si el agua está muy sucia, pues así evitaremos posibles atascos. Una vez hecho esto, habrá que llenar la piscina con agua limpia y añadir cloro granulado y alguicida para proteger el agua.
- Mal olor. Cuando hay restos orgánicos en el agua, su descomposición generará mal olor. En este caso, tendremos que efectuar un tratamiento de choque con oxígeno activo y cloro granulado.
¿Cómo realizar un correcto invernaje?
Dependiendo del lugar donde estemos, será preferible realizar un invernaje con la piscina vacía o llena. Si estamos en un lugar donde las bajas temperaturas congelan el agua, lo ideal es vaciarla, pues es posible que ello afecte a las paredes y provocará la aparición de grietas por la presión del hielo. Debido al gasto económico y al derroche de agua que supone vaciar la piscina, con el consiguiente impacto en el medio ambiente, los especialistas recomiendan realizar un invernaje con la piscina llena y solo vaciarla si es estrictamente necesario. En estos casos, habrá que introducir un objeto flotante que sea curvo o cilíndrico en el agua para que, al moverse, evite que el agua se congele.
Si la vaciamos, podemos aprovechar para limpiar las paredes y el fondo profundamente. Esta es, además, la mejor manera de localizar grietas, desconchones o azulejos en mal estado. Como está vacía, podremos realizar las reparaciones que consideremos necesarias para mantener la piscina en perfecto estado.
Una vez preparada la pileta, es menester limpiar los skimmers y los cestillos, así como el filtro, que deberá permanecer con la tapa abierta durante todos los meses del invierno. Igualmente, vaciaremos un poco la piscina para que el agua se mantenga por debajo del nivel de los skimmers. Aunque no usemos la instalación, la depuradora tendrá que seguir fucionando diariamente.
Después de limpiar los skimmers, vaciaremos las tuberías para que el agua que pudiera quedarse allí no afecte a estos conductos. A continuación, cerraremos los skimemrs y las boquillas de impulsión y protegeremos la bomba para aislarla del agua y el frío. Después, desconectaremos el cuadro eléctrico.
Finalmente, la cubriremos para protegerla de las inclemencias meteorológicas y las hojas. Si no tenemos cubierta, tendremos que recoger de manera frecuente la suciedad que caiga al agua durante el invierno.
Qué duda cabe de que lo mejor para poder disfrutar de nuestra piscina cómodamente en la temporada estival es realizar un correcto invernaje. Con ello ahorraremos tiempo, dinero, cuidaremos el medioambiente y nos aseguraremos de que nuestra piscina estará en perfecto estado para su uso.
¿Qué pasa si no hemos realizado el invernaje de la piscina?
Pues pasará que cuando llegue la época del baño tendremos que hacer frente a algunos de los problemas mencionados antes: agua verde o turbia, mal olor, manchas en las paredes, incrustaciones… Todo ello pone en riesgo la salud de los usuarios de la piscina, por lo que habrá que realizar una serie de tareas adicionales para poder disfrutar de la instalación durante los meses de estío.
Como ya hemos dicho, si el agua está sucia o verde, no nos quedará otra que vaciarla y llenarla de nuevo, un gasto innecesario que podemos evitar si llevamos a cabo tareas de mantenimiento durante el invierno.
Una vez vacía, tendremos que limpiar las paredes y el fondo a conciencia, frotando con cepillos los restos de incrustaciones y suciedad que se han quedado pegados. En función del material del que este hecha nuestra piscina, los productos que empleemos serán distintos. En líneas generales, podemos hacer uso de ácido clorhídrico disuelto en agua, aunque también podemos emplear hipoclorito sódico o lejía. Igualmente, debemos limpiar la zona exterior de la piscina. No hay que olvidarse de aclararlo todo bien, para que los restos químicos de estos productos no reaccionen con los que verteremos en el agua. Si tienes dudas, pregunta a un experto en mantenimiento de piscinas.
Una vez limpia y vacía, revisaremos las paredes para confirmar que las heladas no han afectado a estas superficies. Si detectamos fisuras, será este el momento de arreglarlas. Cuando se hayan secado los distintos tratamientos realizados en las paredes (lechada, pintura…), podremos llenar de nuevo la pileta.
Con la piscina llena, procederemos a añadir todos los productos químicos necesarios para mantener el agua en perfecto estado: cloro, alguicida, sal… Habrá que ajustar también en pH. Ahora ya sí podremos bañarnos en la piscina sin problema.