Thassos, Samoa o Yucatán. Estos nombres encabezan la lista de los lugares del mundo en cuyo dominio pueden encontrarse verdaderos paraísos acuáticos. En la actualidad, las piscinas naturales forman parte de uno de los parajes turísticos más demandados gracias a su espectacularidad. La belleza y la armonía del entorno que les rodean generan en el visitante una gran sensación de calma y descanso. Un bienestar que puede recrearse a nivel particular a través de las piscinas ecológicas.
El ambiente idílico no es el único aspecto que se reproduce con este tipo de piletas, ya que es fundamental que tanto la limpieza como el mantenimiento de la piscina respeten al máximo la esencia naturista de estas construcciones vanguardistas. Lejos del uso de productos químicos o artificiales, las piscinas naturales configuran un prototipo ideal para aprender a respetar el tempo del ecosistema.
Depuración natural y respeto del medio ambiente
Si algo caracteriza en gran medida a las piscinas ecológicas es su funcionalidad. En este aspecto, el sistema de filtrado que incorpora la instalación de este tipo de piletas consta de un procedimiento de limpieza natural. Este es el único método que se utiliza tanto para conservar la calidad del agua como para mantener el perímetro en buenas condiciones. Ni el cloro ni la sal ni el uso de otros productos químicos o artificiales están autorizados en este tipo de construcciones, por lo que otros elementos suplen su función.
El objetivo de las piscinas naturales es mantener el equilibrio del ecosistema que envuelve a este tipo de parajes. Por este motivo, junto al agua que simula estar ante la presencia de un estanque, las plantas, las algas e incluso los peces configuran los elementos principales de la red de depuración. El equilibrio que se establece entre la flora y la fauna es fundamental para que aparezcan los microorganismos que mantienen la consonancia del espacio.
Cómo reforzar la circulación del agua
Para que el cuidado del agua de la piscina sea efectivo, uno de los aspectos que deben tenerse en cuenta durante su instalación es la profundidad de la pileta. Ésta debe ser mayor de 2 metros, ya que de lo contrario la corriente de renovación del agua no se crea con tanta facilidad y puede producirse eutrofización. Este proceso, que tiene lugar cuando el estanque se enriquece en exceso de nutrientes naturales, provoca que plantas y algas crezcan de forma desmesurada. Una abundancia que acaba corrompiendo el agua con restos orgánicos y malos olores.
Evitar este tipo de infecciones y mejorar la circulación de la piscina también es cuestión de diseño. Y es que en la construcción de este tipo de piletas es fundamental marcar la separación entre la zona de baño, que es la que consta de mayor profundidad, y el área en el que se encuentran las plantas acuáticas, con una dimensión mucho inferior a la primera. Sólo de esta forma puede garantizarse una regulación del agua completamente biológica y de calidad.
Nadar sin cloro para rematar las infecciones
Mientras las piscinas convencionales son consideradas como el gran foco de infección de la temporada veraniega, una de las principales ventajas de las piletas naturales es que la no presencia de agentes químicos evita cualquier tipo de contagio o alergia. Las plantas, las gravas y los microorganismos naturales, en sustitución del cloro, son los que se encargan de depurar y purificar el agua de la piscina.
Ni los ojos ni el resto de mucosas del organismo se resienten o se enrojecen como ocurre en el resto de instalaciones, aunque existen otras virtudes relacionadas con el precio de construcción. El coste de su instalación es similar al de una piscina convencional, si bien el mantenimiento es mucho más económico que el de cualquier otra infraestructura. Además, su integración armónica con el paisaje proporciona un entorno repleto de belleza, salud y bienestar.
Sin embargo, debido a la depuración natural del agua, es muy frecuente que los mosquitos u otro tipo de insectos se aposenten sobre la pila. Este configura uno de los principales inconvenientes de la piscina ecológica, aunque la presencia de animales acuáticos, como peces o ranas, pueden ayudar a mantener el equilibrio del ecosistema en este sentido.
Skimmer flotante, un recurso para los más suspicaces
Su gran parecido con los lagos y los estanques ha convertido a las piscinas naturales en el mejor reclamo para cualquier jardín. No obstante, la reticencia que se presenta ante el sistema de depuración natural convierte al supuesto equilibrio biológico en una media verdad. En la mayor parte de los casos, muchas de las piscinas naturales incorporan en su pileta bombas o skimmers flotantes que debido a su potencia ayudan a provocar la ideal circulación de la instalación.
Gracias a estos pequeños recursos artificiales, el agua de la piscina permanece clara y cristalina durante más tiempo. Además, su utilización retrasa la aparición de sedimentos en el fondo de la pileta, que también pueden eliminarse mediante el empleo de limpiafondos especiales para piscinas naturales.