Con el fin de la estación estival llega el momento de preparar nuestra piscina para el frío y las bajas temperaturas del invierno. Por ello, la invernación es un proceso sumamente importante, ya que dependiendo de cómo la realicemos, así será el estado de nuestra piscina en primavera.
Los pasos a seguir son bastantes sencillos. Únicamente tendremos que tener en cuenta en qué momento debemos llevarla a cabo y qué necesitaremos para que efectuemos la invernación de manera correcta.
¿Cuándo se hace la invernación de la piscina?
Una vez que termine la temporada de piscina, comenzaremos a preparar las instalaciones. Es importante que la temperatura del agua nunca sea superior a 15°. Dependiendo de la zona en la que nos encontremos, podremos hacer la invernación en octubre o retrasarla hasta noviembre.
El acondicionamiento de nuestra piscina y el empleo de los productos químicos necesarios para ello ayudan a preservar la estructura de nuestras instalaciones frente al frío y el riesgo de heladas, que pueden deteriorar sobremanera el vaso y demás elementos que permiten su funcionamiento.
La invernación es un proceso relativamente corto que solo nos llevará unos tres días; esto se debe a que la aplicación de algunos productos químicos obliga a dejar en funcionamiento el filtro toda la noche. En cualquier caso, es importante que sigamos todos los pasos para evitar llevarnos sorpresas desagradables.
¿Qué necesitaremos para preparar la piscina para el invierno?
Lo primero que tendremos que hacer será limpiar las instalaciones, haciendo especial hincapié en el vaso, donde sanearemos el fondo y las paredes. Por tanto, es necesario que contemos con un limpiafondos para realizar esta primera parte de la limpieza. Podemos hacer uso de un limpiafondos manual o bien adquirir un robot limpiafondos entre los muchos modelos que hay disponibles en el mercado.
Asimismo, es interesante que tengamos un recogehojas, una pértiga y un cepillo para las tareas de limpieza.
Además del vaso, también limpiaremos el filtro haciendo un contralavado para retirar posibles impurezas. Esta acción la repetiremos si, durante el invierno, nuestro manómetro indica que hay saturación en el filtro por exceso de impurezas en el agua de la piscina.
Después de limpiar las instalaciones, es el momento de aplicar los productos químicos para su correcta preservación. Para esta parte del trabajo necesitaremos tener algún producto corrector de pH en casa para incrementar su valor, así como un producto desinfectante compuesto por cloro y otro antialgas y bactericida que impida la proliferación de algas y bacterias durante los meses de inactividad en los que el agua permanece estancada en nuestra piscina.
La aplicación de estos productos requiere que tengamos en funcionamiento el filtro durante toda una noche para que tanto el antialgas como el corrector de pH y el cloro se distribuyan bien por toda el agua. Igualmente, es recomendable que cada tres meses añadamos antialgas con el objetivo de impedir que se formen restos de moho o algas en las paredes de la piscina.
Por último, si la piscina se encuentra en una zona donde las temperaturas son bajas, correremos el riesgo de que las heladas dañen las paredes del vaso. Para evitarlo, es recomendable que vaciemos las conducciones y el filtro de la piscina, así como el vaso, y sumerjamos en el agua algún elemento que impida, con su ligero movimiento, que el agua se congele.