Ya estamos en primavera. Dentro de pocas semanas el sol calentará lo suficiente para permitir el baño. Por ello, es fundamental que preparemos bien nuestra piscina después del largo y gélido invierno.
Lo ideal es que hayamos hecho un correcto invernaje de nuestra piscina. De esto modo, además de encontrarnos la piscina en mejores condiciones de mantenimiento, nuestra puesta a punto será más sencilla, rápida y barata, no solo a efectos económicos, sino también medioambientales.
Si nuestra piscina cuenta con cubierta para el invierno, tendremos que retirarla y limpiarla a conciencia para el invierno que viene. Del mismo modo, tendremos que revisar el filtro y limpiarlo químicamente para eliminar posibles microorganismos presentes en el agua tras los meses invernales. Si tenemos un filtro de cartucho, es mejor que sustituyamos los cartuchos por unos nuevos; si, por el contrario, es de arena, debemos ver cómo se encuentra esta para tratarla de la manera más adecuada, siempre siguiendo las instrucciones del fabricante del filtro.
Asimismo, también tendremos que ver el estado del prefiltro de nuestra bomba. La suciedad acumulada durante el invierno habrá llenado el prefiltro de la bomba de arena, tierra, hojas y demás restos de suciedad. Por ello, tendremos que limpiarlo convenientemente.
Tampoco podemos olvidarnos de la depuradora. Es importante que realicemos un lavado a contracorriente para que la máquina expulse la suciedad acumulada.
Después, con la ayuda de un limpiafondos, aspiraremos la suciedad presente en las paredes y el fondo de la piscina. Acto seguido, pasaremos a limpiar también los skimmers y el borde de flotación.
Una vez realizados estos pasos, nos encargaremos de verificar los niveles del agua para que podamos disfrutar del baño sin problemas. Lo primero, controlar los niveles de cloro de la piscina. Tampoco nos podremos olvidar del pH, que, posiblemente, tendremos que corregir, ni de añadir algicida y algún floculante, si el agua está algo turbia. Si ello es así, tendremos que limpiar de nuevo el fondo a la mañana siguiente para retirar los restos de suciedad del agua que se hayan depositado en el mismo.
Como hemos comentado, lo correcto es que hayamos realizado un invernaje de nuestra piscina, porque, si ello no es así, lo más seguro es que tengamos que desechar el agua de la misma, lo que supone vaciarla y llenarla con agua nueva. Ello acarreará, además de un elevado gasto económico, un gran coste medioambiental. Por eso, lo mejor siempre es preparar la piscina para el invierno. De este modo, en primavera, tras realizar unos sencillos pasos, podremos disponer de ella para su baño.