Cuando tenemos piscina es normal que nos preguntemos cuál es la temperatura ideal del baño para nadar cómodamente y disfrutar de los juegos con los más pequeños, sin que ello favorezca la proliferación de bacterias u otro tipo de microorganismos. Veamos qué dicen los expertos.
La temperatura del agua es muy importante para practicar natación cómodamente sin pasar frío. Está claro que sumergirnos en una piscina con el agua fría impide que disfrutemos de nuestro deporte y del baño. Además, si está demasiado fría puede ser incluso perjudicial para nuestra salud. El agua fría provoca una vasodilatación para que la sangre, y con ella el oxígeno, llegue a todas las partes del cuerpo y mantenga caliente nuestro organismo. Una vez hemos alcanzado la temperatura corporal, los vasos se cierran en un proceso conocido como vasoconstricción, lo que evita, de este modo, que el frío congele los tejidos. Esto lo podemos soportar durante un corto espacio de tiempo, por lo que cuando los vasos se abren de nuevo, la sangre fría fluye por nuestro cuerpo, enfriándolo. De ahí a la hipotermia solo hay un paso.
Lo mismo sucede cuando el agua está a una temperatura alta. Aunque seamos muy frioleros, bañarnos en una piscina con el agua caliente desciende nuestro ritmo cardíaco, baja la tensión, provoca somnolencia y cansancio. Además, puede ocasionar que sudemos más de lo normal, lo que provocaría problemas musculares como espasmos, e incluso la muerte. A ello le añadimos el hecho de que el agua caliente favorece la proliferación de microorganismos, por lo que no es recomendable bañarnos en una piscina cuya temperatura del agua sea demasiado alta.
Así pues ¿cuál es la temperatura correcta?
La mayoría de los expertos coinciden en que la temperatura perfecta para nadar y jugar en el agua sin riesgo para nuestra salud estriba entre los 24 y 28 °C. Por supuesto, como indican los profesionales del sector, todo dependerá del tipo de piscina que tengamos y de la temperatura que haga en el exterior de la misma. De este modo, si nuestra piscina es climatizada, lo normal es que el agua tenga una temperatura de entre 24 y 26 °C.
Para el caso de las piscinas exteriores, si es verano y hace mucho calor, es decir, si en el lugar donde nos encontramos se alcanzan altas temperaturas, lo ideal es que el agua tenga una temperatura menor, entre 22 y 24 °C. En cambio, si a pesar del estío, la temperatura exterior no es demasiado alta, podemos elevar la temperatura del agua hasta los 26 u 28 °C.
Los expertos en piscinas nos recuerdan que, a mayor temperatura, mayor riesgo de aparición de microorganismos y algas. Por ello, si vamos a elevar la temperatura del agua, es menester que regulemos los niveles de cloro y pH, así como el alguicida para evitar, de este modo, que las bacterias y los hongos hagan su aparición en nuestras instalaciones.
Como todo, la temperatura del agua es algo muy subjetivo y dependerá de cada uno, pero estableciendo unos valores normales, dentro de los que hemos definidos como recomendables, podremos disfrutar del baño, a pesar de que seamos muy caluroso o frioleros.