En verano no existe capricho más refrescante que el de poder disponer de piscina en tu propia casa. Pero darse un chapuzón a cualquier hora del día y sin tener que desplazarse es una riqueza que no siempre está al alcance de cualquier bolsillo. O de cualquier parcela.
Construir una piscina de hormigón requiere, además de una inversión considerable, un terreno de grandes dimensiones cuyo subsuelo presente las condiciones adecuadas para soportar la infraestructura de este tipo de depósitos. Una serie de condiciones que, si bien en algunos casos acaban por rechazar el proyecto, en la mayor parte de ellos se trasladan hacia una idea mucho más práctica, económica y contemporánea: la piscina desmontable.
Las piscinas desmontables, más estéticas y funcionales
En la actualidad, este producto acuático se ha convertido en uno de los más revolucionarios de su generación, anegando al mismo tiempo a los laboriosos diseños de piletas que para su instalación requieren de la realización de obras. Gracias a su evolución, la piscina desmontable ha pasado de ser un artículo hinchable fabricado meramente para el disfrute infantil a convertirse en un producto de calidad destinado al uso comunitario y familiar.
Los avances tecnológicos aplicados sobre los materiales de construcción han propiciado que hoy en día sea más que factible la idea de construir piscinas de dimensiones olímpicas en cualquier ocasión, oportunidad o lugar del mundo. Por el mismo motivo, también los sistemas de mantenimiento, seguridad y limpieza han evolucionado, ofreciendo al mercado una gran variedad de técnicas de depuración y filtrado. Mientras que en períodos anteriores la mayoría de piscinas desmontables obligaban a cambiar el agua cada dos o tres días, en la actualidad casi todas incorporan en su set de montaje sistemas de mantenimiento muy completos y del todo comparables a las piscinas corrientes.
El liner, el revestimiento estrella de la piscina elevada
Uno de los elementos indispensables y que más ha popularizado la construcción y el uso de las piscinas prefabricadas es el liner, un material de PVC que por sus propiedades de impermeabilidad, flexibilidad y resistencia al desgarro se utiliza como recubrimiento de este tipo de piletas. De este componente depende exclusivamente el grado de estanqueidad de toda la piscina, por lo que su buen funcionamiento dentro de la misma es indispensable. Si bien la mayor parte de los liners son de color azul, recreando así los tonos del agua, existen muchos fabricantes que en su afán por recuperar los fondos de las piscinas de hormigón convencionales han ideado texturas que imitan las cenefas y el gresite decorativo.
Una de las principales características del liner es que se trata de un material que puede repararse fácilmente, siempre y cuando estemos ante un pequeño pinchazo o rasguño. Ni siquiera es necesario vaciar la piscina. Basta con disponer de parches preparados para colocar debajo del agua y esperar a que éstos actúen rápidamente para volver a utilizar la piscina al instante. Además, gracias a que este material está tratado con un producto especial que le protege de los rayos ultravioleta, su durabilidad aumenta y su decoloración disminuye considerablemente. Sin embargo, no todos los liners son iguales, puesto que cada fabricante tiene las medidas que corresponden a sus modelos en venta. En función de las dimensiones de la piscina puede variar su altura y su grosor, que suele rondar las 40 micras. Y éste constituye un dato a tener en cuenta en el precio final del producto, ya que el coste de la piscina desmontable variará en función del espesor que tenga su liner.
¿Madera o acero?
Lejos de las primeras piscinas fabricadas en lona con estructuras rígidas en PVC, de buena resistencia y durabilidad, en la actualidad el dilema coexiste entre dos materiales que pueden aportar al producto mayor calidad, carácter y naturaleza. La madera y el acero, con características diversas pero con posibilidad de combinarse, constituyen a día de hoy dos de los componentes más utilizados en la fabricación de las piscinas desmontables. La elección de uno u otro ingrediente depende en gran medida de la composición final que quiera obtenerse, así como de las propiedades previas que presenta la superficie sobre la que queremos ubicar la piscina.
Si lo que se pretende es evitar la costosa construcción de una instalación de hormigón, el elemento ideal es la madera. Supone una inversión económica menor y evita cualquier tipo de problema que pueda derivarse de una obra. Además, su mantenimiento también resulta mucho menos costoso que el de una piscina convencional, por lo que los beneficios, al menos a nivel económico, son evidentes. La variabilidad de este producto permite que pueda ser instalada tanto al aire libre como a cubierto, por lo que el combinar ambos aspectos genera que el usuario tenga libertad para recrear y mezclar piscina y escenario a su gusto. En las instalaciones al aire libre las piscinas desmontables de madera pueden estar enterradas por completo, semi-enterradas o superficiales. El último de los casos, el más utilizado, no necesita que se realice previamente ningún análisis del suelo para comprobar que éste sea lo suficientemente estable para soportar la piscina.
En cuanto al tipo de madera a utilizar, el pino y el roble constituyen dos de los materiales más demandados por su resistencia, aunque el segundo resulta mucho más costoso que el primero. La durabilidad del producto, que puede prolongarse un máximo de 10 años, constituye una de las principales desventajas de este material, ya que a partir de esa fecha suelen aparecer problemas de putrefacción o degradación a causa de los insectos. Un inconveniente que es muy difícil de reparar y que a veces requiere del reemplazamiento de una sección entera de la piscina.
El acero constituye la solución más práctica para aquellas personas que quieren disponer de una piscina desmontable de madera pero no cuentan con el presupuesto suficiente. A medida y con estructuras de hierro o PVC, similares a las piscinas de lona, imitan las características de las construcciones de madera pero con un coste menor.
Precios de las piscinas desmontables
En el mercado actual, una piscina desmontable de acero de 640x366x120 cm puede estar alrededor de los 1.500€, mientras que en madera y con unas dimensiones de 640x390x132 el precio oscilaría entre los 4.500 y los 5.000€. Puesto que el esqueleto de la piscina tiene que soportar una gran cantidad de agua, el acero se convierte en un material ideal en cuanto a resistencia y durabilidad se refiere. No obstante, se trata de un artículo de gran porte, por lo que es necesario contar con escalerillas de acceso y bombas de mantenimiento para que la piscina esté siempre en óptimas condiciones, además de tener el suelo cubierto para que la piscina no acabe enterrándose por el peso.