Hasta ahora las únicas olas que podías ver en la piscina eran las que dejaba tu cuñado después de un salto en bomba. Sin embargo, esto ya es posible gracias a una innovadora tecnología de simulación de oleaje que se ya ha llegado a algunos complejos de alto standing. Practicar deportes de deslizamiento como el Flowboarding, una mezcla del skate, el snow y el surf ya se puede fuera del mar.
Este tipo de máquinas de olas artificiales se pueden encontrar, por ejemplo, en los centros de ocio y deporte situados en aquellas zonas en las que no se dan las condiciones ideales para practicar el Flowboarding. Por ejemplo, por la lejanía de la costa, el tamaño y forma de las olas, la profundidad del mar, las corrientes, etc.
Instalaciones de olas artificiales
Uno de los complejos que dispone de estas modernas tecnologías es, por ejemplo, el Wave House Mallorca. Este complejo hotelero consta de dos instalaciones de olas artificiales, divididas según el nivel que tengan los flowboarders.
- Por un lado, la Double FlowRider® es una ola constante que nunca rompe. ¿Cómo funciona? La presión de las bombas hace que se cree una película de unos 5 centímetros de profundidad de agua sobre la superficie de lona flexible. Aquí se puede practicar tanto el Flowboard como el Bodyboard. Esta instalación está destinada a aquellos usuarios que deseen aprender este deporte y también a aquellos que quieran mejorar su técnica.
- La FlowBarrel® Ten ofrece las mejores imitaciones a una ola real que se pueden encontrar en toda Europa. Esta ola rompe en forma de tubo y su tamaño se puede regular, pudiendo alcanzar hasta los 3 metros de altura. Además, el agua viaja a 48 km/h, imitando a la famosa ola hawaiana Pipeline. Si te aburres en la FlowRider® ya estás listo para probar la FlowBarrel® Ten.
La intención de las máquinas de olas artificiales es traer el ambiente surfero de California a Europa. Así como la filosofía, la moda y todo el estilo de vida que lleva consigo este deporte.
Con esta alternativa a las olas del mar, los amantes del surf y de cualquier deporte acuático podrán disfrutar de su práctica siempre que quieran. Y no sólo durante la temporada de olas. Y es que con este tipo de instalaciones se supera el azar de la naturaleza y se pueden coger olas siempre que se quiera y con la frecuencia que se desee.
Una gran inversión en tecnología
La tecnología que se necesita para contar con las instalaciones adecuadas donde colocar una máquina de olas artificiales de estas características es muy avanzada. En general, la gran parte de la estructura consiste en una gran estructura con depósitos de agua en un extremo. Cuando estos tanques están llenos, se vacían por debajo y crean las olas que se ven en la superficie.
Sin embargo, existe otro tipo de tecnología que está basada en un perfil hidrodinámico que avanza por el fondo de la estructura creando una onda. Cuando esta onda llega a la orilla, se generan las olas que se desplazan a lo largo de la laguna y rompen tanto a la izquierda como a la derecha.
Aunque estas instalaciones son de una calidad extraordinaria y suponen un gran avance en la tecnología para piscinas, financiarlas se convierte en un reto.
La construcción de una instalación de olas artificiales puede ser muy costosa, teniendo en cuenta que es necesaria la contratación de personal para asesoría, consultoría e ingeniería, entre otros.
Además, ésta genera un consumo energético de alrededor de 20€ por hora de trabajo.
Surfear en el mar es incomparable tanto por el cercano contacto con el medio como por el atractivo de lo imprevisible del agua, que le añade un componente de riesgo muy atrayente para los amantes del surf. Pero las instalaciones de olas artificiales permiten practicar los deportes acuáticos durante todo el año y en cualquier lugar. Además de que pueden suponer una buena forma de practicar para los principiantes.
Los deportes de tabla tienen un alto nivel de dificultad, precisamente, por estar sometidos a la voluntad de la natura, ya que una ola nunca es igual a la anterior. Por esa razón, las máquinas de olas artificiales se erigen como un sustitutivo, aunque costoso, de la azarosa naturaleza.
